Padre a tiempo completo


[#PapádeMau]

Con el nacimiento de Mau 28 días antes de lo esperado llegó la hora de hacer correr el plan. La situación parecía sencilla al inicio: Mau casi no lloraba y si lo hacía sonaba tal cual un gatito bebé. No se molestaba por los ruidos fuertes y casi, casi Brenda y yo podíamos dormir tranquilos. Teníamos todo bajo control: los tiempos, los quehaceres, las compras, los cuidados. Todo. Absolutamente todo parecía marchar tal cual el plan.

Pero cuando mi licencia de paternidad acabó y tuve que volver al trabajo me encontré con dos problemas: el primero fue que cuatro días de licencia no me fueron suficientes para encargarme con Brenda del cuidado de Mau y ocuparme de las cosas de la casa. Y la segunda fue que sabía con cada parte de mi ser que extrañaría a Mau todas (toditas, toditas) las tardes de oficina.

Entonces empecé a preguntarme sobre si verdaderamente valía la pena sacrificar tanto tiempo lejos de Mau a causa del trabajo y si merecía perderme esos momentos mientras crece. Sé que es algo pronto para ponerme a pensar eso porque Mau aún es bebé, pero también sé que cuando uno trabaja y cae en un círculo vicioso, donde te levantas muy temprano a la mañana para ir al trabajo y vuelves muy tarde a la noche, luego ya no tienes salida, excusándote y escondiéndote detrás del dinero. Yo no quería ser el tipo de papá que sólo tiene tiempo cuando no está cansado o que no lo tiene porque le agendaron una reunión en la oficina, no. Yo quiero ser el tipo de papá que se hace cargo cuando mamá no está. El tipo de papá que entiende que ni todo el dinero del mundo puede comprar el tiempo que ve crecer a sus hijos de cerca y con apego.

Yo ya lo decidía mientras me preguntaba si allá afuera aún quedaban hombres que se atreven a romper los esquemas de la paternidad.

Si quieres leer cómo me perdí uno de los momentos más importantes de mi vida a causa de un trabajo que no entiende emergencias, dale acá.

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